Un pasillo puede servir para unir espacios. O para separar vidas. Su presencia entre nosotros es onnipresente por su innegable funcionalidad. Lo necesitamos, a la vez que despreciamos. Sus posibilidades son infinitas, aunque apenas nos detengamos a dialogar con él. Detente por instante, siéntate en su cálida tarima y disfruta de todo un mundo de sensaciones.